El abuso sexual de menores hace referencia a cualquier conducta sexual mantenida entre un adulto y un menor.
Más que la diferencia de edad, lo que define el abuso es la asimetría entre los implicados en la relación y la presencia de coacción -que puede ser explícita o implícita. De hecho, el 20% del abuso sexual infantil está provocado por otros menores.
Las conductas abusivas (que no suelen limitarse a actos aislados) pueden incluir un contacto físico (genital, anal o bucal) o la utilización del menor como objeto de estimulación sexual del agresor (exhibicionismo o proyección de películas pornográficas).
No es fácil determinar la incidencia real de este problema, ya que habitualmente ocurre en entornos privados, donde los menores pueden sentirse impotentes para revelar el abuso. Las víctimas suelen ser más frecuentemente mujeres que hombres, y suelen tener entre 6 y 12 años.
Detección del abuso sexual
Indicadores físicos
- Dolor, golpes, quemaduras o heridas en la zona genital o anal.
- Cérvix o vulva hinchadas o rojas.
- Ropa interior rasgada, manchada y ensangrentada.
- Enfermedades de transmisión sexual en genitales, ano, boca u ojos.
- Dificultad para andar y sentarse.
- Enuresis o encopresis.
Indicadores comportamentales
- Pérdida de apetito.
- Llantos frecuentes, sobre todo en referencia a situaciones afectivas o eróticas.
- Miedo a estar sola, a los hombres o a un determinado miembro de la familia.
- Rechazo al padre o a la madre de forma repentina.
- Cambios bruscos de conducta.
- Resistencia para desnudarse y bañarse.
- Aislamiento y rechazo de las relaciones sociales.
- Problemas escolares o rechazos a la escuela.
- Fantasías o conductas regresivas.
- Tendencia al secretismo.
- Agresividad, fugas o acciones delictivas.
- Autolesiones o intentos de suicidio.
Indicadores a nivel sexual
- Rechazo de las caricias, de los besos y del contacto físico.
- Conductas seductoras, especialmente en niñas.
- Conductas precoces o conocimientos sexuales inadecuados para su edad.
- Interés exagerado por los comportamientos sexuales de los adultos.
- Agresión sexual de un menor hacia otros menores.
- Confusión sobre la orientación sexual.
Secuelas emocionales en las víctimas del abuso sexual
Consecuencias a corto plazo
En general, las niñas tienden a presentar reacciones ansioso-depresivas; los niños, fracaso escolar y dificultades inespecíficas de socialización, así como comportamientos sexuales agresivos.
Respecto a la edad, los niños muy pequeños (en la etapa de preescolar), al contar con un repertorio limitado de recursos psicológicos, pueden mostrar estrategias de negación de lo ocurrido. En los niños un poco mayores, son más frecuentes los sentimientos de culpa y de vergüenza.
El abuso sexual presenta una especial gravedad en la adolescencia, ya que el padre puede intentar el coito y aparece un riesgo real de embarazo. Además, la adolescente toma conciencia del alcance de la relación incestuosa. Como consecuencia, se dan huidas de casa, consumo abusivo de alcohol y drogas, promiscuidad sexual e incluso intentos de suicidio.
Consecuencias a largo plazo
Los problemas más habituales son las alteraciones en el ámbito sexual, la depresión y el trastorno de estrés postraumático, así como un control inadecuado de la ira (en el caso de niños, en forma de violencia, y en el de las niñas, en forma de conductas autodestructivas).
Lo que predice una peor evolución a largo plazo es la presencia de sucesos traumáticos diversos en la víctima, la frecuencia y la duración de los abusos, la posible existencia de una violación y la vinculación familiar con el agresor, así como las consecuencias derivadas del abuso (rotura de la familia, poner en duda el testimonio del menor, etc.).
Factores mediadores del abuso sexual infantil
El impacto emocional de una agresión sexual se basa en cuatro variables:
- Perfil individual de la víctima: estabilidad psicológica, edad, sexo y contexto familiar.
- Características del acto abusivo: frecuencia, severidad, existencia de violencia o de amenazas, cronicidad, etc.
- Relación existente con el abusador.
- Consecuencias asociadas al descubrimiento del abuso. En general, cuanto más crónico e intenso es el abuso, mayor es el desarrollo de un sentimiento de indefensión y vulnerabilidad, y más probable resulta la aparición de síntomas.
Respecto a la relación de la víctima con el agresor, cuanto mayor grado de intimidad, mayor será el impacto psicológico -que se puede agravar si el menor no recibe apoyo de la familia o se ve obligado a abandonar el hogar. Por otro lado, en cuanto a la edad del agresor, los abusos sexuales cometidos por adolescentes resultan, en general, menos traumatizantes para las víctimas que los efectuados por adultos.
Las consecuencias derivadas de la revelación del abuso, por otro lado, dependen del tipo e intensidad de los síntomas experimentados. La reacción del entorno desempeñará, pues, un papel fundamental.
El apoyo parental, especialmente de la madre, es clave para que las víctimas recuperen su nivel de adaptación general después de la revelación. La sensación de ser creídos es uno de los mejores mecanismos para predecir la evolución a la normalidad de los niños víctimas de abuso sexual.
En ocasiones, la respuesta de los padres ante la revelación del abuso puede ser más intensa que la del propio niño. Los sentimientos de vergüenza y culpa, de cólera y pena, de miedo y ansiedad, pueden afectar a los padres de tal manera que se muestran incapaces de proteger al niño y, en los casos más graves, pueden llegar incluso a culparle.
Es muy significativa la influencia de situaciones de estrés adicionales como consecuencia de la revelación del abuso. En concreto, la posible ruptura de la pareja, el encarcelamiento del abusador, la salida de la víctima del hogar o la implicación en un proceso judicial.
Respecto al último punto señalado, los juicios largos, las testificaciones reiteradas y los testimonios puestos en entredicho suponen una victimización secundaria y ofrecen un peor pronóstico.
Los tratamientos eficaces para este tipo de problemas son la terapia de Inoculación de estrés de Meichenbaum, las técnicas de relajación como ayuda a la anterior terapia y la técnica del sitio seguro.
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