Los ojos de un animal tienen el poder de hablar un gran idioma.” (Martin Buber)
Se acercan fechas de grandes gastos, donde los caprichos tendrán un papel importante.
Si bien es cierto que es importante conocer los límites de nuestros regalos, también cabe medir la repercusión que un animal de compañía podría tener en la vida de tu hijo.
El primer concepto que deberíamos poner sobre la mesa es que una vida no debe ser tratada como un objeto. Así pues, no debemos regalar un ser vivo sin la certeza de que va a ser tratado desde el respeto, el amor y el calor de un hogar.
Si no es así, podemos hacer muchos otros regalos que no pueden sufrir.
Si lo tenemos claro, añadir un nuevo miembro en la familia como un gato o un perro puede aportar grandes beneficios en nuestro hijo.
De hecho, los animales de compañía llevan a nuestro lado desde la época neolítica, en el caso de los perros, y desde el Antiguo Egipto, en el caso de los gatos. No ha sido hasta las grandes revoluciones científicas de los siglos XIX y XX, no obstante, que nuestra relación con los animales ha ido más allá -y los beneficios de este compañerismo han mostrado claros beneficios.
Un animal no es un juguete; conlleva una serie de responsabilidades y, consecuentemente, una gran oportunidad para que tu hijo asimile límites, normas e incluso la gestión de sentimientos.
Siendo más concretos, con un animal de compañía podríamos reforzar el conocimiento de la empatía, es decir, ponerse en el lugar de su mascota. La empatía conlleva una cierta dificultad; con una mascota, un niño puede asimilar sus necesidades básicas y de afecto.
Así pues, un animal de compañía refuerza la empatía que puede sentir un niño no solo hacia los animales, sino también a sus iguales.
Además, a nivel emocional, provoca dos grandes efectos: el divertirnos y el subir nuestra autoestima.
Hacer que tu hijo se sienta capaz de cuidar de su compañero, así como hacerle partícipe y protagonista de las decisiones que tengan que ver con él, aumentan su sentido de la responsabilidad y mantiene alta su autoestima.
¡Nada mejor que un animalito dando vueltas por casa para divertirnos y reforzar nuestra confianza!
Hay muchos estudios que hablan del beneficio de usar animales en diversas terapias, sin embargo, podemos comenzar con un animal de compañía. Siempre y cuando seamos responsables con sus vidas, claro.
Desde el Centro La Fuente, sensibilizamos sobre la importancia de tratar con respeto y responsabilidad a los animales, participando en actividades socioculturales relacionadas con el entorno, motivando la auto-realización y el empoderamiento positivo del menor.
¿Tienes mascotas en casa? ¿Cómo es la relación de tus hijos con los animales? Déjanos un comentario y comparte tu experiencia.